Como todos hombres, camina rápido o
despacio, sin saber a dónde va, el solo hecho de caminar es una forma de
justificar que está avanzando, aunque no sepa a donde va. Eso lo excusa,
insensatamente.
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¿Dónde estás? – Preguntó al silencio de la noche
fría – ¿Dónde? Mientras caminaba.
Caviló en sus pensamientos
tratando de entender la conciencia de sus pensamientos.
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Estés
donde estés, estas aquí – pensaba – Aunque no te des cuenta, el ser es donde se
exige su presencia. Meditaba entonces
Pues si estas donde nadie te
valora ni te presta atención y solo existe indiferencia, uno deja de estar, de
ser, de existir, pues una persona es y está donde se le permita ser, donde
pueda existir, donde pueda ser y estar plenamente. Cuando no se le acepta como es, deja de ser, por tratar de
acomodarse a ser como los demás, se deja
de ser, sacrifica el ser por ser aceptado.
Continúo su camino, y la pensaba
profundamente.
-
Estas en mí – se decía a sí mismo – cada parte mía necesita de ti, de tu ser, de
tu esencia, de tu existir. Ávido de ti, valoro tu presencia; que necesitándote
puedes conmigo ser como eres, libremente, y ser plenamente tú, entonces eres,
vives y existes. Estas en mí, mientras te piense libre.
Pudo apreciar a lo lejos pequeñas
luces que podían indicar su camino, sabía que caminaba aunque no supiera a
donde, es lo único que importaba. Como
todos hombres, camina rápido o despacio, sin saber a dónde va, el solo hecho de
caminar es una forma de justificar que se
está avanzando, aunque no sepa a donde va. Eso lo excusa, insensatamente.
Conmigo, solo no soy nadie, pues la persona en soledad se despersonaliza,
lo que justifica los cambios en las personas. Quienes han vividos experiencias
lejos de sus pueblos y orígenes logran moldear mejor el carácter, algunas más
maduras y otras más simpáticas, hay cambios en la personas.
-
Contigo
soy, vivo y existo, pues nadie es como es – pensó – ya que todos tienen una forma de ser en referencia de con quien se encuentre,
los comportamientos de alguien no deben ser evaluados por cómo actúan, sino por
con quienes está; y debieras preguntarte cómo es que reacciono yo y qué tanto
puede provocar a los demás a reaccionar de tal o cual forma.
Mientras caminaba aún, siguió
pensando, comprendiendo que las personas
somos permeables a las circunstancias, más que sean como son.
-
Sin
tenerte contigo – susurró – sé que estás
conmigo. En cada palabra mía estas tú, solo tú.
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