“Caminar tras
otros es tan inteligente como depender de ellos”
“No hay mejor
camino recorrido que aquel que uno mismo camina, sin seguir a nadie más”
“Quien sabe lo
que quiere no sigue a los demás, los demás siguen a quien sabe lo que quiere”
Entonces vieron que comenzó a
caminar gallardo y seguro, con mucha prisa, salió de algún lugar desconocido
pero caminaba raudamente, tenía prisa, habría de hacer algo urgente.
Alguien tan seguro de sí mismo,
de lo que hace, debe saber por qué lo hace – se dijeron muchos entre sí – y
creyeron que debía tener una razón de mucha fuerza, algo que todos los demás no
sabían. Entonces hubo quienes comenzaron a seguirlo, pensando que si va algún
lugar en especial es porque hay algo especial también.
Poco a poco, cada vez más gente caminó
tras él, pues habría una razón seguramente para que muchos lo sigan; además él
sabía lo que hacía, y todos comenzaron a conjeturar importantes razones y
teorías para que tenga tanta prisa.
Nadie se atrevió a preguntarle y
solo lo siguieron, en silencio caminaban, curiosos, por saber para donde iba, y
para que iba
Había quienes decían haber
descubierto el porqué lo hacía, y prometían que podían enseñar cómo hacerlo
mejor que él.
Y de pronto se detuvo frente a
alguien, y con la mirada perdida le pregunto:
-
Dígame caballero – con voz temblorosa – no
escucho a nadie ¿A dónde se fue todo el mundo?
-
¿Es que no puede ver usted a nadie? – replicó el
caballero mientras miraba la gran cantidad de personas que estaban detrás de él.
-
No señor – dijo aquel hombre – no puedo nada
señor.
Todo los que detrás de él, se dieron
cuenta que aquel hombre era invidente y que no sabía para donde iba, que solo
caminaba buscando escuchar a todo los demás pues le pareció que se habían ido a
algún lugar.
Y todos lo siguieron, creyendo en
que sabía lo que hacía, y cuando se detuvo y preguntó para donde va todo el
mundo, desconcertados todos trataron de encontrar el camino, o a quien más
seguir…
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